Los Griegos sabían que al Noroeste de lo que es hoy Grecia había un región llamada Tracia, en donde vivía el dios del viento septentrional, Bóreas. Los hijos de Bóreas, vivían más allá de Tracia, lo que los dioses conocen como Hiperbóreas, un continente lejano y bello, en donde la noche no se presentaba y estaba rodeado de muros de hielo de una consistencia inimaginable. Es por estas descripciones que se cree que hiperbóreas es también como llamaban los griegos al norte congelado de Europa, en donde los días son más largos y fríos porque están cerca del polo norte. Los habitantes de hiperbóreas eran inmortales y perfectos, además, tenían todo tipo de sustento en aquel continente y una fuente de la juventud, a la cual Apolo se refrescaba para mantener su belleza masculina (por eso es que todo el tiempo era de día, porque el dios pasaba con su carro siempre por allí). Los griego no eran los únicos que creían que existía un continente de paz y tranquilidad, libre de toda maldad o enfermedad. Los chinos creían en el continente Mu y los hindúes en Lemuria. La leyenda dice que los hiperbóreos, que estaban acostumbrados a la eterna felicidad, cuando llegaron a nuestro continente se asustaron rotundamente y se fueron volando nuevamente hacia Hiperbóreas. Medusa no fue enviada a Hiperbóreas, sino que se quedó a custodiar el templo en donde adoraba a como sacerdotisa a Atenea, diosa de la sabiduría y la estrategia en batalla.